Percepción padre-adolescente ¿ha cambiado hoy en día?

Desde la segunda mitad del siglo XX se ha venido apreciando un cambio acelerado de la percepción-padre-adolescente y de las relaciones intrafamiliares en general.

El concepto de familia tradicional compartido en casi todas las culturas del mundo se basaba en que los adolescentes eran seres inmaduros e indefensos.

Los padres tenían total control sobre su educación y debían procurar que  se formaran como adultos que dieran continuidad a los valores, religión y costumbres imperantes en la sociedad.

Lo más importante es que la crianza de los hijos era vista como un proceso unilateral. Los padres determinaban qué debían aprender sus hijos y cómo se debía formar su carácter y personalidad, sin que se tomara en cuenta la opinión de estos.

Dentro de la familia los adultos tenían también papeles definidos. El hombre era el proveedor de bienestar económico y rector del orden, mientras que la madre debía atender el hogar y velar por la correcta educación de los hijos.

La percepción padre-adolescente se basaba en que este último era un niño en crecimiento, que no sería considerado adulto hasta que cumpliera la mayoría de edad, se casara y formara su propia familia.

Cambios en los roles familiares y percepción padre-adolescente

El concepto de familia tradicional ha cambiado y hoy en día hay una transformación acelerada de los roles de cada integrante del grupo familiar.

Padres y madres trabajan por igual y aportan recursos económicos a las familias. También comparten roles en el hogar como la limpieza y cuidado de los  niños.

Hay una flexibilización de las pautas y estilos de crianza y los jóvenes tienen mucha más libertad para elegir lo que les gusta y lo que quieren hacer con sus vidas.

Además, los medios de comunicación han ocupado gran parte del papel de “difusores de valores” que antes tenían los padres.

Los hijos por lo tanto, ya no son de sus padres en muchos aspectos, ahora son “hijos del sistema”. Y esto a su vez es responsable del cambio radical en la percepción padre-adolescente de los últimos años.

Problemas surgidos del cambio social

Según estudios hechos en Estados Unidos y Europa, donde se agrupan los países económicamente más desarrollados, se encontró que la percepción padre-adolescente se ha deteriorado notablemente.

  • Aumentan las conductas de desobediencia y rebeldía de los adolescentes hacia los adultos.
  • Los padres sienten que cada vez es más difícil hacer que los adolescentes sigan las pautas morales o de conducta que ellos intentan inculcarles, pues hacen más caso de lo que les diga su grupo de amigos y los medios de comunicación y redes sociales.
  • Aumentan los conflictos derivados de las diferencias generacionales en temas delicados como el sexo, la identidad de género y la práctica religiosa.
  • Los padres sienten que sus hijos no confían en ellos para confiarles sus problemas y dudas. Esto es recíproco, pues los adolescentes manifiestan temer una reacción violenta o controladora de parte de sus padres si les cuentan sus inquietudes.
  • Los padres sienten que cada vez es más difícil proteger a sus hijos ante peligros como la drogadicción, embarazo precoz, la violencia callejera y el alcoholismo.

Cambios positivos en la relación de padres y adolescentes

A pesar de los problemas mencionados, a nivel mundial también hay síntomas de un cambio positivo en la relación intrafamiliar y especialmente en la percepción padre-adolescente.

La flexibilización de los antiguos roles femeninos y masculinos han permitido a muchos jóvenes tener mejor relación más cercana con los padres y madres.

Por ejemplo, los padres ya no sienten que cuidar a los chicos sea tarea de las madres, sino que ellos también tienen involucrarse en su cuidado físico y emocional.

Por su parte, las madres modernas no inculcan a sus hijas que deben ser “esposas y madres”. Ahora las consideran como seres que pueden y deben lograr su propio empoderamiento económico y social.

Hay también una mayor aceptación de las diferencias en orientación de genero en los adolescentes. Según el análisis de datos, esta aceptación aumenta mucho más cuando los padres son relativamente jóvenes, es decir, no superan los 35-40 años.

En resumen, las conductas autoritarias tienden a reducirse cada vez más en las familias.

Y esto es señal de que la percepción padre-adolescente se basa día a día más en el concepto de igualdad y en el respeto como individuo que en una relación de dominancia-obediencia.